Los adultos deberían consumir menos de dos gramos de sodio diarios, o el equivalente de cinco gramos de sal, y al menos 3,510 mg de potasio, indicó la Organización Mundial de la Salud (OMS) con el objetivo de introducir nuevos hábitos para equilibrar nuestra alimentación y reducir el riesgo de desarrollar una enfermedad cardiovascular.
El 45% de los infartos de miocardio y el 50% de los ictus cerebrales
están relacionados con la hipertensión arterial. Su causa principal es
el consumo excesivo de sal. El axioma es evidente: a menos sal, menos
muertes prematuras.
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